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Usar menos combustibles fósiles está salvando cientos de miles de vidas al año

La incorporación de las energías renovables está evitando la muerte de miles de personas al año, según un nuevo estudio. Pero los grandes actores todavía apuestan por la quema de carbón y otros combustibles fósiles.

No vamos bien. La emisión de gases contaminantes sigue en niveles récord y los planes correctivos de la industria y los gobiernos están muy lejos de lo que necesitamos. Pese a ello, los primeros pasos en favor de las energías limpias, por muy chicos que parezcan, ya están teniendo un impacto impresionante. De acuerdo con el último reporte de The Lancet Countdownel abandono progresivo del carbón, uno de los combustibles fósiles más contaminantes, está salvando cerca de 200.000 vidas al año.

Es así: los fallecimientos derivados de la contaminación en el aire por el uso de combustibles fósiles pasaron de 1,43 a 1,21 millones por año en todo el mundo. Es una caída del 16,7 %, entre 2005 y 2020. Y el 80 % de esta reducción se debió a la disminución de la contaminación derivada del carbón.

En esta investigación participaron 114 científicos y profesionales de la salud, que pertenecen a más de 50 instituciones de todo el mundo. Con el proyecto de The Lancet Countdown colaboran varias agencias de la ONU. El reporte destaca que el indicador sobre la disminución de muertes es una señal que debería alentar el apoyo al sector de energías renovables, que viene creciendo rápidamente.

El negocio de las energías renovables, por ejemplo, se expandió hasta un máximo histórico de 12,7 millones de empleados en 2021. Los préstamos financieros aumentaron a 498.000 millones de dólares en 2021, acercándose finalmente a lo que reciben los combustibles fósiles. Pero el reporte advierte: «Aunque la energía renovable está creciendo rápidamente, su uso sigue siendo bajo y desigual».

La apuesta por el uso de combustibles fósiles sigue siendo enorme

Las energías renovables modernas contribuyen solo al 11 % de la electricidad producida en los países más ricos. Pero puede ser peor: en los países más pobres, representan solo el 2,3 %. Y, a juzgar por lo que están haciendo los principales actores, esto no cambiará rápido.

El 78 % de los países evaluados en el reporte todavía promovía el uso de combustibles fósiles a través de subsidios directos netos en 2020, por un total neto de 305.000 millones de dólares. Estos países son los responsables del 93 % de todas las emisiones mundiales de CO₂.

Hablemos ahora de la inversión privada: entre 2017 y 2021, los 40 bancos que más prestaron al sector de los combustibles fósiles invirtieron allí 489.000 millones de dólares anuales. Antes de que se firmara el Acuerdo de París, el plan global más importante para detener el cambio climático, los préstamos aumentaron un 52 % entre 2010 y 2016.

Y está la industria. Las estrategias de las 20 compañías de petróleo y gas más grandes del mundo, de acuerdo con estimados de principios de 2023, darán como resultado que las emisiones contaminantes superen los niveles propuestos en el Acuerdo de París en un 173 % para 2040. Ya en 2022 se habían excedido en un 112 %.

El impacto en la salud mundial

Este año se perfila como el más caluroso de la historia. De hecho, los científicos estiman que el planeta alcanzará antes de lo previsto el nivel de calentamiento clave de los 1,5 °C, en comparación con la época preindustrial.

Un informe el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, un grupo de expertos convocados por la ONU, informó en marzo que este incremento de la temperatura ocurriría en la próxima década. Sin embargo, una nueva investigación asegura que esto podría pasar en 2029. El recálculo responde al crecimiento sostenido en las emisiones de dióxido de carbono en los últimos tres años. En 2022, por ejemplo, se emitieron cerca de 36.800 millones de toneladas de gases contaminantes, la cifra más alta hasta ahora.

Los 1,5 °C de temperaturas son mencionados como un «punto de no retorno». Llegado el momento, los expertos advierten que las consecuencias del cambio climático serán mucho más difíciles de controlar. Pero el impacto ya se siente y es inmenso.

Entre 2018 y 2022, las personas experimentaron, en promedio, 86 días al año de altas temperaturas peligrosas para la salud, explica el nuevo estudio de The Lancet Countdown. El 60 % de estas temperaturas tuvieron más del doble de probabilidades de ocurrir debido al cambio climático, impulsado por el uso de combustibles fósiles.

Las poblaciones más vulnerables se llevaron la peor parte. La mortalidad anual promedio relacionada con el calor aumentó en un 85 % en personas mayores de 65 años, comparando los periodos 2013-2022 y 1991-2000. Tomando como base estos antecedentes, estiman que las muertes relacionadas con el calor aumenten en un 370 % para el periodo 2041 y 2060.

El uso de combustibles fósiles en la víspera de la COP28

«Los riesgos para la salud por el cambio climático están aumentando en todas las dimensiones monitoreadas», destaca el reporte de especialistas. «Sin embargo, los esfuerzos de adaptación han sido insuficientes para proteger a las personas de los crecientes peligros». Las desigualdades sanitarias mundiales siguen aumentando, insiste el estudio.

Hay impactos indirectos igual de peligrosos. En comparación con el período 1981-2010, la mayor frecuencia de días de olas de calor y meses de sequía se asoció con 127 millones más de personas que experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021. Se prevé que 524,9 millones de personas más experimentarán inseguridad alimentaria de moderada a grave para 2041-2060, agravando el riesgo global de desnutrición. También se espera que las enfermedades infecciosas potencialmente mortales se propaguen aún más.

Los líderes mundiales se reunirán la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) a finales de este mes. Se realizará en Dubai, del 30 de noviembre al 12 de diciembre. Datos no faltan. La comunidad científica ha sido contundente: en 2022 se triplicó el número de artículos que investigan los vínculos entre la salud y el cambio climático, en comparación con 2012. Faltan acciones, dice el análisis de The Lancet Countdown: «Un futuro próspero es posible. Pero se necesitarán medidas inmediatas para abandonar el de uso de los combustibles fósiles y abordar nuestras emisiones para garantizar que un futuro habitable esté a nuestro alcance».

por Juan Carlos Figueroa